estadisticas

sábado, 14 de junio de 2014

"Mitago" y "Martingada" al pico San Carlos

Tras regresar de Riglos y con la amenaza en el aire de encontrarme la cerradura cambiada cualquier día de estos a mi regreso, algo para lo que estoy constantemente haciendo méritos, no me he podido resistir a la convocatoria de mis compañeros para pasar una jornada de escalada en el  pico San Cárlos.
Poco más de dos horas de coche, una rápida ascensión en el teleférico y nos ponemos en marcha por los Hoyos de Lloroza camino de la Canal de San Luis.


 Alrededor de una hora despues y tras remontar algún nevero que aun se resiste al deshielo, damos vista a la cara sur del Pico San Carlos, donde se encuentran nuestros objetivos para  hoy.


 Cuando acabo de calzarme los gatos y encordarme, aun no hemos formado las cordadas. Sin más dilación, pido que alguien me asegure mientras parto en el primer largo por el margen derecho de la cueva que marca el arranque de la "Mitago".


 Por encima de esta, un diedro fisurado (IVº-) me lleva hasta una terraza donde montar la reunión sobre un bloque. Recupero las cuerdas y con ellas llega Chema. Sergio, jorge y Pedro conformaran la otra cordada e iran paralelos a nosotros por la "Martingada".


En el segundo largo, salimos por la izquierda de la reunión por un marcado diedro (IVº-). Superamos una pequeña plancha de canalizos y alcanzamos una nueva terraza donde con la ayuda de un bloque y un clavo instalaremos la segunda reunión.

 
En el tercero (6a), partimos en la vertical por un marcado diedro que se protege bien con friends. Hacia la mitad hacemos en placa una travesía a la derecha protegiéndonos en un puente de roca. Retornamos al diedro (1 clavo) y un poco más arriba sobre una repisita , dos clavos nos permiten montar la reunión.


En el cuarto (6a), continuamos diedro arriba hasta un clavo, donde se encuentra el paso más duro y el final de las dificultades.


Superado este, continuamos por terreno más comodo (IIIº+/IVº) hasta un hombro donde montaremos reunión lazando un bloque.


Corto y desequipado, en el último largo progresamos buscando el itinerario más evidente hasta alcanzar la parte superior de la pared, con múltiples posibilidades para montar nuestra última reunión.



Recogemos el equipo, nos hacemos la foto de rigor ante la posibilidad de no hacer una segunda ruta y enfilamos el camino de vuelta a la base de la pared.


Cuando llegamos a pie de vías, nuestros compañeros entran a la "Mitago". Les comunicamos nuestra intención de esperarlos en la cafetería del cable, para cinco minutos después cambiar de opinión y lanzarnos a por la "Martingada".
Un primer largo (IVº-), corto y sin complicaciones nos deja delante de una cueva donde montamos la reunión lazando un bloque.
Salimos en el segundo (IVº) por la izquierda y salvamos la cueva por arriba en travesía hacia la derecha (1 clavo), continuando a continuación en vertical por una placa fácil, pero imposible de proteger hasta alcanzar una repisa con tres clavos donde haremos el relevo.

   
Llega el tercer largo (Vº), el más bonito de la ruta. En la vertical de la reunión, por una laja con tendencia a la derecha bordeamos un espoloncillo por el que continuamos ( 2 clavos) hasta localizar dos marcados canalizos paralelos por los que alcanzamos un nicho donde montamos la reunión.


Este tercer relevo es posible hacerlo más comodamente algo más arriba sobre fisuras. Mientras, nuestros compañeros se reunen en la tercera reunión de la "Mitago".


 En el cuarto largo (IVº), salimos del nicho y bordeamos la pared por la derecha, para continuar por una marcado canalizo hasta un techito que superamos por su margen derecho. Entramos en una pequeña canal donde montamos el relevo sobre un bloque.


 En nuestra vertical una marcada chimenea (IVº+), más bien un off-wich, nos indica el camino de salida a la cumbre.


Reuniendonos arriba ya todos, salvo algún despistado, para una foto de grupo para el recuerdo.


Al regresar a casa, compruebo con gran satisfacción que la llave aun encaja en la cerradura, dando gracias a las alturas por haberme agraciado con una santa como compañera.

domingo, 8 de junio de 2014

"Santiago Sagaste" al Mallo de la Mora

En nuestras anteriores visitas a  Riglos, siempre nos había llamado poderosamente la atención, la inmensa mole de conglomerado que se alza sobre la otra orilla del río Gallego , Peña Ruaba. 
En aquellas ocasiones, por unos u otros motivos, declinamos acercarnos hasta sus paredes. En este viaje, con un estado de forma bajo mínimos y buscando itinerarios que no nos pongan en aprietos, hemos decidido acercarnos a conocerla.


Tras dejar el coche en un apartadero de la pista, cogemos un sendero balizado por hitos que en poco más o menos media hora nos deja a pie de vía.


Para  la ocasión hemos elegido la "Santiago Sagaste" en el Mallo de la Mora. Conglomerado más parecido al monserratino que al de sus vecinos los mallos de Riglos y totalmente equipada.


En el arranque, una curiosa panza supone el mayor obstáculo en el largo. El primer seguro se puede chapar ayudandonos en un arbolillo para dar el paso en top-rope.


Superada la panza, continuamos por un muro vertical con buen canto (6a). La pared se tumba y en un nicho encontramos una reunión que nos saltamos, continuamos por terreno tumbado y cómodo (IVº) alcanzando en un nuevo nicho la que sera nuestra 1ª reunión. Hemos enlazado los dos primeros largos en uno de 55 metros.


Continuamos en la segunda tirada por una placa tumbada (IVº+/Vº-) con ligera tendencia hacia la derecha, montando la reunión donde la pared comienza a enderezarse.


En la tercera tirada (Vº+) salimos por la derecha  bordeando una primera panza, para luego volver a la derecha y verticalmente superar dos nuevas panzas, una valiéndonos de la ayuda de una sabina seca.



 En  el cuarto largo (Vº+)  salimos por la derecha y superamos una primera panza donde se encuentran las mayores dificultades. Después el recorrido se suaviza camino de la reunión.


Salida en travesía en el quinto hacia la izquierda a superar un panza  (Vº+/6a) algo expo. Ya que si caemos, lo hacemos sobre una repisa.


Luego a la derecha, para volver nuevamente con tendencia a la izquierda. Aguardandonos un último apretón en una panza sobre la que montamos la reunión.


Nuestro sexto largo (Vº-), discurre en vertical. Lo más destacable es la sospechosa calidad de su roca. Por el alcanzamos la arista donde montamos la reunión en un pasamanos de cadena. Luego por terreno fácil (IIIº), alcanzamos el punto más alto del mallo.


Para el descenso nos vamos a buscar la ferrata. Para ello bajamos al collado y superamos dos cortos muros de IIIº protegidos con parabolts, pero que salvamos bien sin asegurarlos.


Por sendero, en dirección Este y siguiendo los hitos encontamos le ferrata. Descendemos por esta volviendo de nuevo a pie de vía.


  Y de aqui, rapiditos de vuelta a nuestro campo base, la terraza del bar "el puro" en Riglos. Donde tras una suculenta pitanza, regada con cerveza helada, entre risas y bravuconadas elegiremos nuevos retos para los dias venideros.

sábado, 7 de junio de 2014

"Villarig" a la Aguja Roja


Ayer nos hemos acostado tarde. algo particularmente extraño en nosotros je,je que seguimos una férrea disciplina espartana y hoy hemos amanecido, no me cabe duda que debido al jet-lag, algo desorientados o resacosos ... bueno, como lo queráis llamar, bajo los mallos de Riglos. 
 Durante el desayuno barajamos varias propuestas para una primera toma de contacto con la peculiar roca de los mallos. Al final nos decidimos por hacer un par de vías por los mallos pequeños. Buscando una corta aproximación y orientación norte u oeste, pues Lorenzo ya abrasa desde bien temprano.
Al pasar bajo el Mallo Colorado, les propongo alguna de las vías que lo surcan, que recuerdo agradables de anteriores viajes, obteniendo por toda respuesta una mirada con el ceño fruncido, que traducido viene a ser un "Baghhh,... menudo tumbarral".


Dirigiéndonos al final  hacia la Aguja roja, conocida antiguamente como "la remolacha". En su cara oeste, la "Villarig", clásica de dificultad media, nos obsequiara con una bien merecida curita de humildad je, je.


 Desde la base, la pared ya se ve tiesa. Es subir el primer pie y arrancarme la moto. Tembleque que me acompañara hasta chapar el segundo parabolt, que sera el tiempo que me lleve avituarme al tacto de los bolos. Comenzamos por un muro vertical (Vº+), con mucho canto, en el que hay tanta presa para elegir, que resulta difícil decidirse por un agarre u otro.


Para alcanzar una fisura, en cuyo comienzo encontramos una reunión de cable de acero que nos saltamos.



                                    continuando por esta (Vº+)  hasta que se bifurca.


 Montando en su vértice una reunión colgada e incomoda sobre dos parabolts con argolla.



Enfrente, en la pared este del mallo Cored, una familia de buitres muestra con gran  alboroto su alegría ante la perspectiva de que nos convirtamos en su próximo aperitivo.


Carlos, que ha visto mermado su entusiasmo inicial, me invita a continuar en cabeza de cuerda. Tras un paso un tanto raro para abandonar la reunión, continuo por la fisura del margen izquierdo (Vº+).


Abandonando esta un poco más arriba de su mitad por su margen izquierdo. Algo no va bien pues llevo chapados tres parabolts blancos que intuyo de la "Pecho de lobo". Al alcanzar la reunión,  me doy cuenta definitivamente de mi embarque, estoy en la reunión que comparte esta última con la "Edil", que reconozco de años atrás.


Destrepo unos metros ... cuanto más fácil fue subir y hago una pequeña travesía ascendente (IVº+)  hacia la derecha alcanzando una repisa sobre la que montar reunión sobre parabolts con argolla. Poco despues me alcanzan los compañeros y tras sufrir sus burlas y chascarrillos por el embarque, Anselmo me da el relevo,


La vía continua haciendo una especie de C invertida por un muro muy vertical (Vº+). Aunque no lo suficiente para borrarle la sonrisa de la cara a Anselmo, que nos brinda su acostumbrado repertorio de chanzas hasta desaparecer de nuestra vista.


Pasa de largo una posible reunión y aborda el tamo más técnico de la vía. Una travesía algo desplomada hacia la derecha  para a continuación  alcanzar en vertical  un par de metros más arriba, una pequeña repisa donde montar la reunión (6a).


 Quince metros más, por terreno ya más fácil (IVº) y algo descompuesto, vamos lo que se llama un largo guarro, alcanzamos la cima de la Aguja.


 En la cumbre un viento racheado nos invita a abandonarla rápido. Tras unas fotos para el recuerdo nos deslizamos en rapel por la vía normal de la Aguja. Una vez abajo, cada uno se inventa su escusa para no afrontar la segunda escalada programada. Ganando por votación popular dar por acabada la jornada e irnos a tomar algo al bar.


Al final, la pared pone a cada uno en su sitio. Llegamos como gallos de caleya y bajamos como pollitos de granja ja, ja, ja.