Al final del monasterio salimos por las empinadas escaleras que remontan el torrente de Santa María.
Al llegar al rellano de Santa Anna, donde se bifurcan varios caminos, tomamos el de la derecha que continuaremos unos trescientos metros, ahora cogeremos un ramal a la izquierda que en pendiente por unos escalones de cemento nos llevan hasta la Ermita que sirve de Refugio.
Refugio espartano pero con muy buen trato por parte de los guardas, mientras tomamos un café nos recomiendan para esta primera ocasión la "Normal de la Momieta" y al bajar si lo vemos bien , hacer la "Trinxats a la Trumfa".
Hacemos caso de los consejos del guarda y por un laberinto de senderos selváticos nos encaminamos hacia la momieta, bonita aguja adosada a la Momia.
La escalada resulta placentera, roca con mucho canto protegida por parabolts distanciados y que a veces son dificiles de localizar, las reuniones sobre parabolts que habremos de triangular.
10 cintas expres y alguna baga para lazar sabinas en el tercer largo son suficiente material para acometer esta gran clásica.
El descenso se hace en dos rapeles, uno hasta el collado que separa la Momieta de la Momia Y el segundo hasta pie de vía, aunque nosotros con cuerdas de 60 metros lo hicimos en uno.
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