Por fin el pasado lunes llego el libro de Iñaki, estaba agotado y llevaba algo así como un mes esperándolo, entretanto tuve ocasión de visionar el documental "Pura vida", que narra los intentos de un importante grupo de compañeros por rescatarlo en el Anapurna, en la Semana de Montaña de Gijón, (documental que recomiendo no perder ocasión de verlo) jod.... cuando salí del Jovellanos tuve que decir que se me había metido arenilla en los ojos je,je.
Cuando lo recogí estaba leyendo un tomo sobre el caudillo visigodo Leovigildo, un tocho de muy mala digestión, así que llame a mi amigo Mijares y le comente;- tengo un libro nuevo de montaña,te interesa.
- Estoy releyendo "Tocando el vacío" pero traemelo, eran las 7 de la tarde.
El miércoles, dos días después, sobre la misma hora me llama:
- vas a ir hasta el grupo (local social del grupo de montaña)
- en diez minutos arranco para allá
- era para pasar a devolverte el libro y luego vamos juntos.
- pero, ¿ya lo has leído?
- ya esta, buenisimo, lo leí del tirón, enlazas un capitulo con el siguiente sin poder evitarlo.
En el trayecto hasta el local toda la conversación de Mijares se reduce al libro, teniendo que advertirle que lo quiero leer, vamos, que no me lo cuente.
Así fue que a la vuelta del grupo, Leovigildo se fue al cajón y puse a Iñaki sobre la mesita de noche, ansioso que llegara la hora de acostarme.
Si con el documental me emocione, el libro me atrapo desde la primera pagina, ese estilo sencillo y fácil para relatarnos sus comienzos y el descubrimiento de su amor por las montañas, te atrapa y pareces estar con él , sintiendo su fatiga, su entusiasmo, su manera de entender la vida por esas remotas aldeas del Himalaya, sabiendo disfrutar de la conversación de sus gentes y sabiendo coger de la vida lo esencial para ser feliz y apartar lo puramente material, como el decía "Pura vida".
Si aun no lo has leído, no lo dudes, vale lo que cuesta y además colaboras con su fundación:
http://www.soshimalaya.org/
Con la que Iñaki quería devolver a los niños más pobres, huérfanos y necesitados de los países con montes de más de 8000 metros, parte de lo que él había recibido. Un orfanato en Katmandú, un Hospital infantil en Pakistán y una escuela en Dharamsala (sede del exilio Tibetano).
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